Lenguaje, lengua y comunicación oral.
Introducción.
“Los límites del lenguaje son los límites
de mi mente” (Ludwig Wittgenstein).
Con las palabras de este filósofo austriaco,
doy comienzo a este blog. Y es que, me parece una buena y breve manera de expresar
todo lo que nos puede aportar el lenguaje, ya que no solo nos sirve como
instrumento de comunicación, si no que “Pensamiento y lenguaje están íntimamente
relacionados y el desarrollo del lenguaje influye directamente en el desarrollo
del razonamiento y la cognición” (Labajo, 2021).
El
lenguaje es una facultad innata del ser humano, que nos va a permitir pensar y
autoexpresarnos. Además, es el soporte básico de la memoria y es el medio de
expresión más extenso (Labajo, 2021).
De
manera más concreta, y en relación con la actividad que se va a desarrollar, se
podría decir que la expresión oral, es uno de los aspectos más importantes del
lenguaje, ya que, si lo pensamos bien, los niños se pasan una gran parte de su
tiempo conversando e intercambiando información con sus compañeros, por lo que
sería importante el poder ofrecerles desde la escuela, las oportunidades y las
herramientas necesarias para procurar un buen desarrollo de este aspecto.
Actividad.
Tema
y edad.
Teniendo en cuenta todo
lo anterior, desarrollaré a continuación una actividad de comunicación oral,
que se dirigirá a un grupo de alumnos de 6º de primaria, y que consistirá en
una conversación-diálogo en gran grupo.
El tema escogido para dialogar, será el amor
propio, el aceptarse y quererse a uno mismo independientemente del aspecto
físico, o la imagen perfecta que nos vende la sociedad.
Los
alumnos de 6º de primaria, son preadolescentes, que en muchas ocasiones
comenzarán a compararse con los demás compañeros, con sus ídolos, con lo que
ven en redes sociales o televisión… Lo que puede comenzar a provocar en ellos
desconfianza en sí mismos o baja autoestima. “Durante el periodo de
preadolescencia y adolescencia, son claves las relaciones que el alumnado
desarrolla con su cuerpo, ya que estas van a influir en su autoestima, en la
perspectiva sobre su imagen corporal y en las influencias que sobre ello tiene
el grupo de iguales” (Schmidt, Valkanover, Roebers y Conzelmann, 2013, como se
citó en Palomares, J. et. al., 2017).
Dado que, en cierto modo, este tipo de
comparaciones van a acabar dándose en algún momento a lo largo de la
adolescencia, creo que sería positivo, el que este tema se haya tratado
previamente, habiendo intentado crear una base favorable de autoconcepto en los
alumnos.
En cuanto a la elección de este nivel
escolar, considero que es la edad perfecta para trabajar este tipo de temas por
lo explicado anteriormente, y también, porque los alumnos a estas edades, están
más animados a hablar y compartir con los demás aquello que piensan con
respecto a infinidad de temas. Así mismo, siguiendo a Piaget, durante este
periodo (7-12 años), se encuentran en el estadio de las operaciones concretas,
lo que hace que el pensamiento de estos niños deje de ser tan egocéntrico, por
lo que están más dispuestos a escuchar a los demás. Por tanto, este tipo de
actividades en las que todos conversan dando diferentes puntos de vista acerca
de un tema, puede hacer que los alumnos se vuelvan más críticos, y vayan poco a
poco elaborando sus propias opiniones sobre numerosos y distintos aspectos,
además de mejorar su capacidad de escucha y expresión oral, creando cada vez,
argumentaciones más elaboradas y correctas.
Igualmente, en relación al desarrollo
pragmático del habla en estas edades, los niños “se muestran más competentes en
la compresión de las tareas dialógicas (…), por lo que demuestran una mayor
destreza en tomar el punto de vista del interlocutor. Coordinan y complementan
sus perspectivas mediante otras demandas comunicativas y lingüísticas. (…)
Los niños de esta edad, que son cognitiva y lingüísticamente capaces de pedir
información, comienzan a usar clarificaciones respecto del estado del oyente,
solicitando información complementaria.” (Acuña, X. y Sentis, F., 2004).
Contexto
y desarrollo de la actividad.
Llevaremos a cabo la actividad en el aula
ordinaria, pero con una distribución del mobiliario algo diferente. Dado que es
un diálogo en gran grupo, creo conveniente el que todos los compañeros puedan
escucharse de manera directa, estando en frente unos de otros, lo que además
facilitará el poder ver quien va pidiendo el turno de palabra para establecer
un orden adecuado a la hora de hablar.
Apartaremos las mesas a los lados del aula,
y dispondremos las sillas de la siguiente manera:
Antes de introducir el tema a los alumnos y comenzar la conversación en gran grupo, estableceremos una serie de normas que se escribirán en la pizarra, para tenerlas presentes de manera continua a lo largo de todo el diálogo. Algunas de estas normas serían:
- Participamos todos argumentando las ideas u opiniones que exponemos al grupo
- Respetamos el turno de palabra. No interrumpimos al compañero que está hablando.
- Levantamos la mano en silencio para pedir el turno de palabra.
- Hablamos sin gritar y de manera pausada y tranquila.
- No imponemos nuestras ideas al resto, sino que ofrecemos un punto de vista diferente.
- Escuchamos
con atención las intervenciones de los compañeros.
- Mostramos respeto por las aportaciones de los demás, aunque no estemos de acuerdo.
Una vez que se tengan claras las normas de comportamiento para el desarrollo adecuado de la actividad, introduciré a los alumnos el tema del que se va a hablar. Para ello, les pondré el siguiente vídeo, a partir del cual, una vez visto, realizaré una pregunta, y comenzará la conversación. El vídeo que les presentaré será el siguiente:
Después de la visualización del vídeo,
lanzaré la primera pregunta que será: ¿Qué opináis de lo que habéis visto en el
vídeo? ¿Os habéis sentido identificados?
Tendré preparadas varias preguntas relacionadas con el tema para que, cuando la idea que se esté tratando se agote, pueda seguir ampliándose con las preguntas o, en el caso de que no se pueda, se comience a dialogar otra idea, pero siempre en relación al tema del que se conversa. Algunas de estas preguntas serían:
- ¿Creéis que existe un único cuerpo perfecto?
- ¿Pensáis
que la vida que muestran los famosos en Internet o la televisión, es real?
- ¿Creéis
que está bien querer parecerse a los demás? ¿Y querer mejorarse a uno mismo?
- ¿Alguna
vez os habéis sentido juzgados por alguien?
- ¿Qué pensáis que es lo que hace única a una persona?
Puesto que contamos con diversidad en las
aulas, siempre nos encontraremos con alumnos muy participativos, y otros que no
lo son tanto. En este caso, contamos en el aula con un alumno que no para de
molestar e interrumpir a sus compañeros tratando de imponer su opinión, y con
otro alumno que apenas participa.
En relación a este primer alumno que no para
de molestar e interrumpir, se tratará de dejarle especialmente claras las
normas establecidas para participar de forma adecuada en la conversación. Se le
recordará que si interrumpe más de 3 veces, será mi ayudante, y deberá apuntar
las ideas clave que vayan surgiendo y con las que la mayoría de la clase esté
de acuerdo, de manera que se mantenga algo menos inquieto al tener que prestar
atención a lo que dicen sus compañeros. Así mismo, favorecerá su escucha a
aquello que se dice por si tuviera que apuntarlo. Esto no implica que tenga que
escribir absolutamente todo lo que se diga, ya que si no, nos estaríamos
desviando del verdadero propósito de esta actividad, que sería el de que, de manera
adecuada, participe como uno más en la conversación. Pero sí podremos
asegurarnos un poco más, de que interrumpirá menos si tiene que escribir lo
mencionado. Además, lo sentaremos a nuestro lado para intentar controlar un
poco más sus impulsos de molestar.
En cuanto al segundo niño no participativo,
creo que sería contraproducente el forzarle excesivamente a hablar. Por
supuesto, es importante que participe ya que a medida que lo vaya haciendo (no
solo en esta actividad de comunicación oral, sino también en las demás), se
sentirá cada vez más cómodo y mejorarán sus habilidades comunicativas en el
resto de áreas. Dado que no queremos forzarle en exceso para que no se sienta
incómodo, cuando se lancen preguntas a la clase, daremos un tiempo para que el
resto de alumnos comiencen dando algunas ideas y sugerencias sobre el tema, de
manera que sirvan de ejemplo a este niño poco participativo (así como al
resto), para abrir la mente a posibles respuestas o sugerencias.
A medida que va avanzando el diálogo, se realizarán
en ocasiones al niño, preguntas de respuesta corta, de las sabemos que conoce
la respuesta, para que comience a sentirse integrado en la conversación. Poco a
poco, le pediremos también que, de forma conjunta a esa respuesta corta, nos
dé, aunque sea breve, una pequeña argumentación de porqué está de acuerdo o no
con lo que han comentado sus compañeros. Igualmente, antes del comienzo del
diálogo, se habrá dicho a los niños, que dispongan de un folio o un cuaderno
con una hoja en blanco, para que vayan apuntando, y no se les olviden mientras
esperan su turno, aquellas ideas que les vayan surgiendo a lo largo de la
conversación. Esto, servirá al alumno tímido como apoyo para sentirse más
seguro de aquello que va a decir si lo tiene apuntado previamente.
Evaluación
de la actividad.
En cuanto a la evaluación
de la actividad, como maestra, utilizaré la observación directa y sistemática,
así como una rúbrica en la que se especifican diferentes ítems en relación a
aquellos aspectos de la expresión y comunicación oral que he considerado más
importantes. Un ejemplo de esta rúbrica sería:
Así mismo, me parece importante que los
alumnos sean capaces de realizar una autoevaluación, haciéndose cada vez más
conscientes acerca de aquellos aspectos que creen que pueden mejorar. Además,
he incluido un apartado de observaciones en esta autoevaluación, para conocer
si les ha gustado la actividad y como creen ellos que podría mejorarse. Este
tipo de comentarios me servirán para perfeccionar la puesta en marcha de este
tipo de actividades de comunicación oral. Un ejemplo de rúbrica de
autoevaluación sería:
Conclusión.
La comunicación oral es un continuo de
nuestra vida, por lo que aprender a desarrollar de la manera más adecuada
posible las habilidades de expresión y comprensión oral, es algo
imprescindible.
A lo largo del día, los niños no paran de
hablar y comunicarse, algo que sin duda es beneficioso para ellos, pero para
poder adquirir una competencia comunicativa adecuada, se hace necesario el
“practicar” la conversación oral de una manera algo más significativa, en un
entorno de aprendizaje donde adquirir y desarrollar nuevas estrategias de
comunicación, normas, expresiones, actitudes, etc.
De una manera lúdica, como puede ser esta
actividad de diálogo en gran grupo, se pueden aprender numerosas habilidades
comunicativas que van a hacer que los niños tengan un buen desarrollo de su
competencia lingüística, mejorándola y adaptándola a medida que vayan
creciendo.
Como docente, siempre he creído que una
buena comunicación es la base de un buen aprendizaje. Es por ello por lo que
creo que este tipo de actividades tan amenas y beneficiosas para los alumnos,
se deberían realizar de una manera algo más continua de lo que se hace
actualmente en las escuelas. Un diálogo en pequeño o gran grupo, puede comenzar
con cualquier pregunta, dato, tema o idea que aporten los niños en un momento
del día cualquiera, y, aunque en ocasiones no se pueda evaluar de una manera
tan concreta como la que he expuesto a lo largo de esta entrada, considero que
es importante aprovechar con el alumnado cualquier oportunidad de conversación
que pueda surgir y que pueda favorecer sus conocimientos y el desarrollo de su
pensamiento crítico, así como el desarrollo de los diferentes aspectos del
lenguaje.
Es cierto que quizá esta idea que acabo de
plantear suene un poco utópica dadas las obligaciones y tiempo que nos supone seguir
el curso académico, pero simplemente quería recalcar que, cualquier momento de
comunicación e intercambio de ideas u opiniones con nuestros alumnos, por corto
que sea, siempre será mejor que no tenerlo, y que aprovecharlo, es lo más
acertado.
En relación a esta tarea que hemos tenido
que realizar, me parece la forma más práctica de aprender como vamos a poder
plantear este tipo de actividades en nuestras futuras aulas, sirviéndonos este
tipo de tareas, como ejemplos base para poder desarrollarlas en función de las
características de nuestra aula en un futuro.
Bibliografía.
Acuña, X. y Sentis, F. (2004). Desarrollo
pragmático en el habla infantil. Onomázein, 2(10), 33-56. Recuperado de:
https://www.redalyc.org/pdf/1345/134517755002.pdf
Labajo, I. “Didáctica de la lengua española”.
Centro Superior de Estudios Universitarios La Salle. Campus Madrid.
Palomares, J., Cuesta, J.M., Estévez, M. y
Torres, B. (2017). Desarrollo de la imagen corporal, la autoestima y el autoconcepto
físico al finalizar la Educación Primaria. Universitas Psychologica, 16(4),
1-13. DOI: https://doi.org/10.11144/Javeriana.upsy16-4.dica
Triglia, A. Las 4 etapas del desarrollo
cognitivo de Jean Piaget. Recuperado de: https://psicologiaymente.com/desarrollo/etapas-desarrollo-cognitivo-jean-piaget
Vídeo:
Perfecto.
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